lunes, 7 de octubre de 2013

Los Lunes.

Definitivamente, si antes en España ya lo eran, ahora lo son aún más…  si, hablo de ese día, el primero de la semana y sin duda el más duro de todos.
Los lunes por la mañana es como si todo fuera a cámara lenta, y es normal, después de un fin de semana interminable y lleno de miles de cosas por hacer, y trasnochando mas de lo habitual los niños están muertos! Y no son los únicos… después de los domingos de fútbol y de irse a dormir a las tantas acabando trabajos por que los lunes son días de entregas,  cuando suena el despertador los lunes desearía desaparecer, pero como no puede ser, adelante con ellos!  En este día, es cuando las típicas frases de mis pequeños “ I’m so tired” , “ I don’t want go to the school” y  “ please I want sleep a bit more”  son el día que más creíbles suenan.
Pero los lunes todo va a cámara lenta excepto el reloj, que combinado con la lentitud de mis niños parece que se acelera en este día. Las 7.30, hora en la que normalmente los pequeños ya están vestidos y a medio desayunar, y hoy aun los tengo en la cama suplicándome 5 minutos más… minutos que me encantaría poder darles, pero lamentablemente no puedo, así que los saco de la cama y les ayudo a vestirse,  y a achuchones detrás de ellos consigo que se coman los cereales, peinen y cepillen los dientes antes de que llegue la mujer que los recoge y los lleva al cole los lunes.  Los acompaño al coche, les doy sus mochilas con su snak preparado, y les deseo que tengan un gran día en el colegio. Ellos con una sonrisa y medio dormidos me dan las gracias. RESPIRO, pero solo me da tiempo a respirar una vez..  Entro en casa me pongo botas de agua y chubasquero y me voy a los caballos, tengo que revisar que todo esté en orden y darles agua,  cuando por fin acabo de llenar sus cubos me voy volando a casa, botas fuera, chubasquero fuera y rezar para que los caballos hoy no me hayan manchado por que si tengo que cambiarme de ropa no llego a clase! Hoy tengo college en Wrexham un pueblo a unos 40 minutos de casa. Cojo el coche, llego a clase, 2 horas de relax, que por cierto pasan volando. Una vez acaba la clase ir a comprar las 4 cosas que faltan en casa y un bañador para el peque que hoy es su primer día de piscina, llego a casa come algo rápido, prepara las bolsas de la piscina y para el colegio a recogerlos y a llevarlos a natación. Su primer día, tienen miedo y vergüenza, sus manos se agarran fuerte a las mías y me suplican en voz baja que por favor les acompañe a cambiarse, el niño tiene clase antes que la niña así que primero ayudo al peque lo llevo a clase y luego me voy a ayudar a la niña a cambiarse y la acompaño a su clase. Por fin los dos están en el agua cada uno en su grupo,  ves cómo sus miradas asustadas buscan entre las mamas que hay mirando, finalmente su mirada se cruza con la tuya, sonríen. Una sonrisa de alivio al haberte encontrado, una sonrisa de alegría, de sentirse protegidos, saben que estás ahí mirándoles a ellos, y esa mirada tuya les hace sentir importantes, igual de importantes que su sonrisa me hace sentir a mi….
Llega la hora de salir del agua e ir a casa.
Hoy les he prometido que si hacen los deberes y cenan bien podrán elegir postre. 
A pesar de mi promesa, los deberes los lunes son algo complicados, les cuesta y se quejan bastante, yo estoy agotada y ellos no lo ponen fácil, pero entonces respiro hondo… sé que si yo estoy agotada ellos lo están también y ese es el motivo de su comportamiento, así que miro dentro de mi y veo que en mi baúl de la paciencia aun me queda un poco, así que con una sonrisa les ayudo a acabar los deberes.  Les preparo la cena y como he prometido les dejo elegir postre.  Me dan las gracias y para compensarme hoy se ponen el pijama sin quejas, se lavan los dientes y se echan a la cama, están cansados así que no dan mucha guerra, les cuento un cuento a cada uno y después del cuento, Luces apagadas. El día a acabado para ellos.
Yo bajo las escaleras y me voy a los caballos, hay que revisar que tienen agua,  preparo la cena, ceno, escribo un poco que hace tiempo que no escribo, y leo un rato hasta que mis ojos empiezan a pesarme, apago las luces, por fin ha llegado mi hora de dormir y de descansar. 
Un día más en Inglaterra, un lunes menos.
Un lunes agotador, pero un lunes donde esas caras suplicándome 5 minutos mas en la cama, esas sonrisas que me desean un buen día, esas manos asustadas agarrando con fuerza las mías en busca de protección, esas miradas de complicidad, esas sonrisas de alegría y felicidad, todo eso me da las fuerzas que necesito, y me carga las pilas para toda la semana.

Cada día tengo más claro que mi estoy en el camino correcto, mi destino es ser educadora de estas pequeñas personitas que me llenan de felicidad hasta en los peores días. 

1 comentario:

  1. Precioso sin duda alguna, sé a ciencia cierta, que lo que te propones lo consigues! Sigue así mi campeona! Te quiero mil!

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